lunes, marzo 20, 2006

Las risas

Un día antes del estreno es cuando más me siento víctima del azar. Si soy actor y esto es sinónimo del completo control sobre mi mismo a la hora de exponerme, si puedo percibir un leve movimiento de mi ceja acompañándolo por una mínima curvatura del labio inferior ¿cómo puede ser que sienta que para el estreno estoy entregado al capricho del azar? Ya ensayé las escenas demasiadas veces y aún así siento que con el público en las butacas mi cuerpo puede actuar por si sólo haciéndome perder todo el dominio sobre mi mismo. Y así sucede. Todo lo ensayado se resignifica por completo, y después de la función siento que lo que la gente acaba de ver no se emparenta en lo mas mínimo con lo que, pocas horas antes, creía que iban a ver.
El ensayo general termina a la madrugada. Completamente insatisfecho y resignado duermo tranquilo y al día siguiente voy al teatro. Las pocas horas pasan en un segundo. Ya estoy jugado y detrás de una pata; acurrucado junto a mi compañera para que la gente no vea cómo espero mi salida a escena. Estoy muy nervioso y decirlo en voz alta parece calmarme.
Un círculo de luz se imprime en el escenario rodeado de oscuridad total. La gente hace silencio. Salgo y los miro a todos.

Risas, risas y risas. Me estoy divirtiendo.

Aplausos y yo que no lo puedo creer. Exhausto abrazo a mi compañera y al director. Los tres sentimos algo muy parecido.
En el camarín no puedo dejar de hablar, creo que me estoy por desmayar.
Miro a mi compañera y le digo: “Ay boluda, hacer reír a la gente es lo mas hermoso que hay en el mundo”. Todo se simplificó. Es eso.
Saludo a mi familia y a mis amigos. Todos están emocionados. Les encantó. (Los había escuchado reírse). Después comida y charlar mucho. Yo sigo levitando.

Al otro día no dejo de pensar para atrás y escuchar risas. Que bueno ver todo simplificado en sólo risas. Un poco de certeza.

sábado, marzo 04, 2006

Los stones